29 abril, 2008

2 DE MAYO - Ahí está Francia. Aquí está España


Mucho han cambiado las cosas desde que aquel pueblo de Móstoles encendiera la llama del amor patrio en los corazones españoles. Un fin noble movía al pueblo: rebelión contra el invasor francés. Repasamos estos días la historia de nuestra nación y aparecen nombres. Asombra reconocer cuántos de esos nombres completan los callejeros de nuestras ciudades: Manuela Malasaña, Clara del Rey, Francisco de Goya, Velarde y Daoíz, etc.

Españoles a los que ahora rendimos homenaje por su valentía, porque su alma ardía. Aquel pueblo español de hace dos siglos, quizá no sería tan culto ni tan informado como el de nuestros días, pero sí tenía alma, pasión y ardor. Pocas nociones, pero muy claras: “¡Que nos lo llevan!” era el grito que se oía entre la multitud agolpada a las puertas del Palacio Real, aquel 2 de mayo de 1808, ante el temor de que los franceses se llevaran al Infante Francisco de Paula. “¡Que nos lo llevan!” y el gentío penetró en palacio para impedir al soldado francés acabar con la huella histórica del rostro español: la Monarquía.

Conviene rememorar aquellos acontecimientos, pero conviene aún más que queramos intuir y volver a rescatar ese alma ardiente, valerosa, poco reflexiva pero con mucho corazón del pueblo español. Qué lejos nos encontramos hoy día de aquel ardor español. Cuando un pueblo declina mirando para otro lado cuando su gobierno ha negociado con terroristas y, permite que ocupen lugares en ayuntamientos en nombre de terroristas, ese pueblo ha perdido ardor. Cuando un pueblo no reacciona ni se sacude ante las cifras alarmantes del número de abortos cometidos en España en los últimos años, cifras oficiales que superan los 100,000 abortos practicados en el año 2006, ese pueblo ha perdido ardor. Cuando un pueblo permanece impasible ante la cesión de chantaje por parte de un gobierno que paga a unos piratas porque han apresado un barco español, ese pueblo ha perdido el ardor y la moral. Cuando un pueblo permite que un gobierno mediante una Ley de Educación tome su lugar en la educación moral y de costumbres de sus hijos, ese pueblo ha perdido el norte, el ardor y su razón de ser en la sociedad.

Algo se escuchó de que veríamos por aquí al Presidente de la República francesa, ya como amigo, Nicolás Sarkozy conmemorando el 200 Aniversario de la sublevación del pueblo español contra el invasor francés. La Francia de hoy nunca será monárquica como la España de entonces y la de hoy. Pero la Francia de hoy sí repasa su historia, sus errores y sus aciertos, y demuestra que aún tiene dignidad, ardor, honor y pasión para corregir lo corregible. Ahí está el pueblo francés negándose ante una Constitución Europea llena de niebla y espesor oscuro. Ahí está el pueblo francés escuchando a un Presidente de la República que declara públicamente que el Estado Laicista no es bueno en sí mismo y que hay que tornar a los principios y guías de conducta judeo cristianas.
Ahí está Francia, y aquí está España.