16 junio, 2007

ESPECIAL - TOMA DE CONCIENCIA ANTE EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANIA

Me ha llegado esta carta. Considero que aclara mucho a los padres que estén en duda, y confío que despierte a los dormidos e indiferentes respecto del daño y manipulación que los niños españoles van a sufrir con la asignatura impuesta por Ley que obliga a recibir la denominada "Educación para la Ciudadanía"




CARTA DE UNA MADRE OBJETORA A OTROS PADRES


¡No tengáis miedo! Esta expresión me la ha recordado mi hijo cuando estudiaba uno de los temas de la asignatura de Religión de 4º curso de Primaria..

Esta consigna nos la tenemos que aplicar todos aquellos padres que por el bien, no sólo de nuestros hijos, sino de toda una futura sociedad, hemos reivindicado y ejercido nuestro Derecho Constitucional a objetar contra la asignatura Educación para la Ciudadanía por considerar que va en contra de lo que en conciencia entendemos debe ser la formación e instrucción que se debe recibir en la escuela. Nuestros hijos acuden a sus Centros Escolares, sean del tipo que sean: públicos, privados o concertados, a recibir una formación e instrucción lo más amplia e integral posible, pero a lo que no van al Colegio es a que se les adoctrine en una ideología determinada.

Cuanto más he leído y he pretendido informarme sobre los contenidos y objetivos de esa asignatura, tarea nada fácil, debido al oscurantismo con que en general se ha tratado en los medios de comunicación; lógica excepción de algunos portales de Internet, y de medios liberales, y algunos otros que se identifican claramente con la moral y enseñanzas católicas. Así como, las plataformas cívicas que se han constituido en contra de la implantación de la referida asignatura. Tras mi esfuerzo por estudiar y profundizar, me reafirmo que nuestra obligación como padres responsables de la vida de nuestros hijos, es que debemos hacer algo contundente para evitar que esa asignatura y sus contenidos impregne su aprendizaje escolar.

La oposición a la asignatura va más allá de cualquier idea y opción política y de cualquier sentimiento religioso del tipo que sea, católico, protestante, musulmán o budista, por citar algunas religiones.

Nuestros hijos acuden a sus colegios a recibir una educación, y es en el conjunto de las ciencias de la educación donde reciben información por medio de la instrucción en diversas materias, y donde reciben formación para ir creciendo y madurando en valores para enfrentarse al reto de la superación, del esfuerzo, de la voluntad, de la apertura al conocimiento, de la búsqueda de la verdad, y en general a intentar conseguir lograr y sacar lo mejor de uno mismo para su propio bien y el de la sociedad.

Nadie discute que en el colegio se educa en valores, pero siempre desde una panorámica o perspectiva neutral y acorde fundamentalmente a una Ley natural asumido por todos tradicional y universalmente con independencia de ideologías y sentimientos religiosos.

Pero ¿qué ocurre con los contenidos de la Educación par la Ciudadanía ? La realidad es que en algunos casos de una manera más velada o sutil y en otros mas directamente, los contenidos se impregnan de ideologías como el laicismo, donde se pretende imponer una manera de sentir y pensar obligatoria implicando que todo lo demás se debe borrar. Se impregna de la ideología del relativismo, tan presente ya en nuestra sociedad actual, en la cual todo es igualmente bueno y todo debe ser admitido, incapacitando paulatinamente la capacidad para lograr la búsqueda y el conocimiento de la verdad, de la justicia, de la razón, del sentido crítico y en general de esos valores que conforman a una persona con principios.

Está impregnada también del positivismo, por el cual sólo lo que la Ley permite es lo bueno, y lo que no, es malo, sin hacer referencia a la naturaleza humana y sin reconocer la existencia de criterios objetivos de justicia, por lo que el único criterio ético es lo “legalmente establecido”, omitiendo que existe una ley natural que constituye universalmente las bases de una auténtica ética común, la única base para la construcción de una sociedad justa.

Está impregnada de una ideología o filosofía de género que, de nuevo no reconoce la ley de la naturaleza, por la cual los seres vivos, concretamente los humanos, nos diferenciamos o dividimos en hombres y mujeres y esta diferencia biológica configura y desarrolla junto con otros factores la personalidad de cada ser. En la asignatura se rechaza la diferenciación entre varón y mujer y se identifica esta diferencia con discriminación, insistiendo machaconamente en la posibilidad de elegir cada uno su propia identidad de género sexual, en contra de lo que biológica y naturalmente nos viene dado. Es decir, en esta asignatura a nuestros hijos no se les va a enseñar que las personas nacen de hecho mujeres o varones, no, a nuestros hijos se les va a enseñar que “cuando crezcan, deben elegir su sexualidad” como si el sexo con el que se nace fuera algo que cada uno elige cuando quiere.

Queridos padres, por el bien y la felicidad de nuestros hijos no tengamos miedo a actuar conforme a nuestro sentir en conciencia, con convicción y conforme a unos principios que todos tenemos aunque muchas veces por comodidad y convencionalismos no los manifestamos.



Margarita Girona Hernández
Toledo