UN COMUNICADO DE DESPEDIDA:

CUANDO NO HAY PRINCIPIOS

El alma pesa, la mente está obtusa. Poca sorpresa, sin embargo una tremenda indignación. El presidente que España no se merece y que ojala tenga la dignidad de dimitir en breve, anuncia entre mentiras dichas con rostro serio y gravedad la claudicación de la democracia ante una minoría de separatistas y un grupo de terroristas. La minoría, en democracia ha de respetarse. El grupo terrorista, en democracia no tiene más respeto que lo que la Justicia y la Ley penal rigen.

Afirmo, que el presidente que España no se merece, ha hablado con mentira.

ZP.- “habiendo desaparecido prácticamente la totalidad de sus acciones”
¿Cómo puede hacer esta afirmación cuando la policía, el juez Grande Marlaska, la justicia francesa nos están demostrando que está actuando, recaudando dinero, alimentando y armando al grupo terrorista?

¿Cómo puede afirmarlo cuando constatamos la ausencia de arrepentimiento entre los terroristas acusados en los últimos tiempos en la Audiencia Nacional? Acciones no solamente son, señor presidente que España no se merece, los delitos de sangre, acción es la omisión y la ausencia de algo. Aquí no hay arrepentimiento, aquí no hay petición de perdón, aquí no hay cumplimiento de penas. Acciones que tanto el Estado ha de acometer, como los terroristas demostrar. Paulatinamente vemos que el Estado, con usted a la cabeza comete permanente pecado de omisión y destila pestes de colaboración negociada con el terrorismo.

Afirmo, que el presidente que España no se merece, sigue mintiendo (lobos disfrazados de corderos)

ZP.- “Los gobiernos sucesivos, tanto el de Felipe González como el de José María Aznar, intentaron alcanzar la paz. No fue posible, lo intentaron de buena fe y desde aquí mi reconocimiento a esos esfuerzos que en su día hicieron”

El gobierno de Felipe González, saltándose a la torera principios morales, echó mano del terrorismo de Estado, nunca justificable, “el fin no justifica los medios” nos enseñaron los griegos, ni los miedos, afirmo yo. El gobierno de José Mª Aznar, se sentó para ver la posibilidad de negociación, al constatar que eran inadmisibles las peticiones de un grupo de terroristas, se volvió con las orejas gachas, informó a la entonces nación española y comenzó una honrada, honrosa y esforzada lucha contra el terrorismo de ETA jamás conocido en España desde los tiempos de la transición…hasta que llegó el presidente actual que España no se merece.

Felipe González y José Mª Aznar, nunca pretendieron alcanzar la paz, porque España siempre ha estado en paz desde que acabó la guerra civil y en paz con otros países. Estos señores intentaron acabar con un grupo terrorista que enloquecido por unas ideas e ideología destructiva, desconocedores del carácter sagrado de la vida, educados en el odio y en el error del ignorante, han matado cuando han podido y como han querido.

Afirmo, que el presidente que España no se merece, es mentiroso:

ZP.- “Quiero anunciarles que el Gobierno va a iniciar un diálogo con ETA manteniendo el principio irrenunciable de que las cuestiones políticas sólo se resuelven con los representantes legítimos de la voluntad popular”

Anuncia lo ya conocido porque algo oculta, algo teme y algo le fuerza a actuar como está actuando. O bien la presión de ETA por algo inconfesable que le obliga a venderse a sí mismo y a España. O bien, padece un virus de locura que le hace creerse el más reformador de los reformadores estadistas desde los tiempos de Montesquieu. El problema es que este presidente que España no se merece:
1) No tiene principios
2) Tergiversa el lenguaje, desconoce el significado verdadero de la palabra irrenunciable
3) Transforma, disfraza, adapta y elimina las cuestiones políticas según le viene en gana o su

afán reformista y destructor le inspiran.
4) Es mentiroso porque va a negociar con representantes ilegítimos para la democracia, no reconocidos por ningún partido político que están en régimen de ilegalidad.


Afirmo que, el presidente que España no se merece, es hijo de la mentira

ZP.- “He reiterado en más de una ocasión que el proceso va a ser largo, duro y difícil. Lo abordaremos con decisión y con prudencia, con unidad y con lealtad y siempre, siempre, respetando la memoria de la víctimas. Quiero también establecer principios básicos sobre el futuro de Euskadi y para ello quiero hacer una apelación a los ciudadanos, a las formaciones políticas y a la sociedad vasca en general.”