03 noviembre, 2006

BELLEZA – DIOS – BEETHOVEN



“Dios me ha hecho así, eso me consuela” (Beethoven). Tratar de resumir la infinidad de sentimientos que la película Copying Beethoven ha suscitado en dos horas me resulta imposible.

Desde el plano cinematográfico ya lo dicen los críticos y, el resultado según la crítica es una película muy buena, muy recomendable, por la magnífica interpretación, guión, ambientación, música, etc. Una película completa y de magistrales escenas.

Desde el punto de vista del espectador, quizá para los que hayan recibido una fuerte dosis de sensibilidad, la película es insuperable por su finura en los personajes, por la música acertadamente colocada en las escenas, los gestos de los personajes que sin decir nada te dicen todo, los diálogos maravillosos, las intrahistorias en medio de la gran historia, etc.

Desde el punto de vista del espectador que además de haber recibido una fuerte dosis de sensibilidad resulta que es creyente, la película sencillamente resulta sublime. Una historia redonda de principio a fin. Comienza con la muerte y culmina con la eternidad. Comienza con la muerte de Beethoven y culmina con la descripción por parte del genio de su himno de acción de gracias, donde los instrumentos van reflejando el anhelo del alma que busca unirse a Dios y lo que para Beethoven finalmente era el paso definitivo a Dios, la luz y la armonía sin fin, el amor, el encuentro definitivo con su Creador. Comienza con el descubrimiento de Alfa y termina yendo al encuentro de Omega.

“La música es el lenguaje de Dios, los músicos nos acercamos tanto a Dios como es capaz de acercarse a El un hombre, oímos su voz, le leemos los labios” – afirma Beethoven.

Una película que quien se quede en el carácter del genio Beethoven se queda muy corto. Entre líneas la película habla de la relación de amor – pasión – incomprensión de una criatura (Beethoven) con su hacedor (Dios). Habla del ángel enviado por Dios a Beethoven en el magistral personaje de Anna Holms, la copista de Beethoven. Una copista que en sus actitudes habla permanentemente de la sinceridad, la disponibilidad, la caridad, la búsqueda de Dios, la comprensión entre la relación que hay entre la música y Dios.

La bestia (Beethoven) le muestra el verdadero camino y la dimensión y trascendencia del sentido del don concedido por Dios, la bestia se convierte para ella en la más fina de las almas en su espiritualidad, le muestra su fragilidad cuando le increpa a Dios el porqué de su sordera, esa misteriosa realidad de lo que Dios frecuentemente hace con sus criaturas – al genio le da el don – le permite la sordera – humanamente visto la sordera es el gran castigo y la gran contradicción – desde la divinidad la sordera es el único modo para que el genio tenga su vida interior con Dios, escuche “la voz de Dios” en la música.

Pero Dios siempre tiene la última palabra, con la cruz de su sordera el genio siempre mantendrá la duda de si a las personas les llega o no la música como él la siente en su interior. Casi con seguridad, me atrevo a decir que el instrumento – el compositor acertó a traducirnos algo, atisbos de esa música interior que Dios le concedió sólo a El. Algo así a lo que se dice en el Evangelio de San Juan “Jesús hizo también otras muchas cosas. Si se escribieran una por una, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros” (Juan, 21,25)

Seguramente Beethoven en la lucha contra su limitación no fue capaz de comprender que la relación que Dios tuvo con él resultó ser única. Un privilegiado que comprendió que su soledad era su único diálogo permanente con Dios. Qué afortunado Beethoven, qué belleza de película COPYING BEETHOVEN.